Gracias a la editorial por el ejemplar.
Sinopsis:
En el
Madrid de principios de los años 80, una familia de clase media- baja trata de
llevar una vida normal a pesar de sus dificultades económicas. TODA LA VERDAD
SOBRE LAS MENTIRAS es la historia nostálgica, cómica y tierna de esa familia
vista a través de los ojos del hijo mayor.
Recuerdo
las cosas más curiosas de mi infancia a principios de los ochenta. No me
preguntes por los afluentes más importantes de la Península, ni por las
ecuaciones de segundo grado, ni por las Coplas
a la muerte de su padre de Jorge
Manrique. En cambio, recuerdo el intenso sabor del ColaJet de limón, la
rugosidad de las costras en mis rodillas, la barriga de John Wayne en los
westerns de Primera Sesión, la ansiedad por conseguir chapas que no estuvieran
dobladas o la alegría de ver a Santillana marcar un gol. Recuerdo la manera
exacta en que el aliento de mi padre olía a Soberano; y la frase favorita de mi
madre: "¿Te crees que soy el bancospaña?". Recuerdo que la felicidad
era el primer mordisco del dónut en el recreo de las once. Quizá recuerdo todas
esas cosas porque están entrelazadas con el momento en el que descubrí por fin
toda la verdad sobre las mentiras de mi familia.
Yo debía de tener once años, o quizá diez, o quizá doce, el día en que papá vendó teatralmente los ojos de mamá con un paño de cocina y la condujo a ciegas al salón...
Yo debía de tener once años, o quizá diez, o quizá doce, el día en que papá vendó teatralmente los ojos de mamá con un paño de cocina y la condujo a ciegas al salón...
Reseña:
Cuando supe de este libro me imagine que iba a ser algo
totalmente distinto a lo que es. Pensaba en una recopilación de anécdotas y
recuerdos de cosas que todos hemos vivido en la infancia. Pero no.
El protagonista, de unos 10 años, nos cuenta el día a día de una
familia media-baja en los 80. La vida
vista a través de los ojos de un niño. Esa inocencia y candidez se ve reflejada
en cada frase.
Todo comienza con un acontecimiento único, el cambio de la
tele en blanco y negro a una tele en color, donde se pueden cambiar los canales
apretando un botón del mando a distancia. Pero lo que parece algo feliz lleno
de color, se va tornando en oscuridad. Mentiras hiladas, tapadas pero de las
que el niño se va dando cuenta, haciéndole madurar a pasos agigantados. Es bonito
ver como intenta proteger a su hermano pequeño y como aprende que “no es oro
todo lo que reluce”. Los primeros amigos del cole, la primera “novia”, las
primeras decepciones: Esos primeros pasos en la vida.
La narración es amena, con toques de humor y situaciones que
en algún momento todos hemos vivido. Quien no ha jugado a las canicas o a la
peonza en el recreo. O a quien su madre no le ha dicho que al zumo se le van
las vitaminas si no se toma rápido.
Quizás, por haber nacido a finales de los 80 hay cosas que
se me escapan (¿Qué es la Mirinda?) pero eso no me ha impedido disfrutarla,
reírme y añorar ciertas situaciones.
Una novela tierna, divertida y con un puntito de dureza.
Un libro que “no se hace bola”
Un libro que “no se hace bola”