Sinopsis
Después de que un asesino despiadado acabe
con su familia, un bebé escapa de la cuna en medio de la noche y logra alcanzar
el cementerio más cercano a su casa. Allà será acogido por los bondadosos
espectros que habitan el camposanto, quienes lo bautizarán como Nadie Owens,
Nad, cuidarán de él y lo ayudarán a protegerse de ese criminal que pretende
acabar con su vida, incluso años más tarde…
En El
libro del cementerio, Gaiman nos lleva a
su terreno, nos introduce en su mundo irreal y nos seduce con su homenaje a los mitos y leyendas universales.
Reseña
Si la
primera novela que leo de alguien me gusta, tengo la costumbre de buscar otras
obras para decidir si es un autor al que pueda incluir dentro de mis
preferidos, o el hecho de que esa novela me haya gustado ha sido simple
casualidad.
Leà por
primera vez a N. Gaiman gracias a una buena crÃtica de uno de sus últimas
novelas, El océano al final del camino. Animada
por las buenas sensaciones que me dejó, busque otras obras del autor, todas las
cuales cumplieron mis expectativas.
AsÃ,
cuando hube de realizar un viaje de cuatro horas en tren, en un regional (por
mucho expres que tenga de apellido, sigue siendo un regional), decidà llevar un
buen libro para hacer menos pesado el trayecto. Elegà para ello una vieja
novela de Gaiman; El libro del
cementerio.
Los
paralelismos con la famosa obra de Kipling, de la que Gaiman se siente deudor
tal y como manifiesta al final del libro, son evidentes ya desde el tÃtulo. Un
bebe, al que llamarán Nadie, pierde a sus padres de forma violenta y acaba en
un viejo cementerio. Allà los espectros lo cuidarán y protegerán. Como se ve,
la historia de Nad no va ase muy diferente a la de Mowgly.
Al
mismo tiempo que conocemos la forma en que transcurre la vida de Nad en el
cementerio: el poco entusiasmo con el que asiste a unas clases en las cuales es
el único alumno, la manera en la que se relaciona con los habitantes del
cementerio, la amistad con una niña “viva” que pasa el tiempo allà con su
madre, su experiencia en un colegio fuera de los lÃmites del camposanto, algún
que otro susto debido a su curiosidad y desobediencia, etc, empezamos a
sospechar que una amenaza se cierne sobre él. Dicha amenaza es la que le impide
abandonar definitivamente el cementerio y trasladarse a vivir con los vivos,
que es con quienes deberÃa estar (al igual que el lugar de Mowgly es entre los
humanos y no con los animales de la selva)
Gaiman
logra que toda nuestra atención se centre en el libro, de forma que, mientras
dejamos atrás el paisaje castellano y nos adentramos en territorio cántabro,
mientras de fondo se escucha a la tÃpica niña molesta, inevitable en este tipo
de viajes, nos vamos sumergiendo cada vez más en la historia del pequeño Nad
hasta descubrir cuál es el peligro que le acecha.
Al
hacerlo, no podemos menos que pegar un pequeño brinco en nuestro asiento.
O, tal
vez, solo sea que hemos llegado a nuestro destino.
Reseña hecha por Rut