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20 feb 2012

Elena Yagües - Flor de Agua - Avance, Cap 1º


Después de un tiempo aparcado en el cajón, vuelvo a retomar la escritura de "Flor de Agua" con las mismas ganas que al principio pero muchas mas dudas sobre su desenlace que cuando empecé... ¿podrá mi cabecita loca poner un "The End" a la altura de las expectativas?

Ya lo iremos viendo, de momento os dejo el 1º capi para ir abriendo boca, espero que os guste...!!

Capitulo 1: Denunciada y detenida

-  Siéntate, por favor.

Se mantuvo quieta, no hizo caso de la voz que amablemente le ofrecía asiento. Ella no miró el gesto de su cara, ni su expresión de condescendencia. En cambio sí que paseó su mirada por las atestadas paredes de la habitación en la que se encontraba. Mirando sin ver.

Libros y más libros. Diplomas. Cuadros. Un perchero con una triste gabardina gris. Una mesa desbordada de papeles y carpetas en un ordenado caos. Dos sillas, un aparador, una lámpara de pie y otra de mesa, que derrochaba su luz sobre unas hojas en las que unas manos se aprestaban a escribir lo que saliera de la boca de la chica.

Al ver que ella ni se inmutaba ni tenía intención de variar en su comportamiento decidió buscar otro camino.

-  Como veo que no tienes nada interesante que decir seré yo quien te diga cómo son las cosas aquí.

Esperó ver algún tipo de reacción a la dureza con que pronunció las palabras, pero la mirada de la muchacha seguía perdida e iracunda.

-  Nos levantamos a las 8.00 de la mañana y a las 9.00 se sirve el desayuno. En esa hora tendrás que asearte y tener recogida tu habitación. Cada día de 10.00 a 12.00 tendrás sesión con tu terapeuta, de 12.00 a 14.00 te apuntaras a alguna de las actividades de grupo o a los talleres de formación que el centro ofrece. De 14.00 a 15.00 se come. Tendrás tres horas libres hasta las 18.00, hora en que te reunirás con tu terapeuta de nuevo. A las 20.00 se sirve la cena y a las 21.00 todos han de estar en sus dormitorios para la inspección y el apagado de luces.

Volvió a esperar reacción alguna o síntoma de que había escuchado lo que había dicho, pero nada. Estaba hablando con la pared. No era la primera vez que se enfrentaba a chicas en su misma situación y sabía que el muro que ellas levantaban terminaba cayendo tarde o temprano.

-  ¿Tienes alguna duda sobre lo que acabo de contarte?

Silencio.

-  Perfecto.

Pulsó el botón del teléfono que tenia sobre la mesa para llamar a la enfermera de guardia.

-  ¿Clarisse? Venga a mi despacho, por favor. Gracias.

Esperó pacientemente sin apartar la mirada de la chica. Tamborileó sus dedos sobre las vacías hojas.

Silencio.

Se reclinó en su butaca e intentó traspasar la barrera de indiferencia que veía en sus ojos.

Silencio.

Bajó su mirada hasta el abultado expediente que tenía a un lado y que le confirmaba lo complicado que iba a ser tratar a aquella muchacha.

Silencio.

Por fin los golpecitos de la puerta llegaron.

-  Permiso…

-  Pase Clarisse. Acompañe a nuestra nueva inquilina al dormitorio de aislamiento. Asegúrese de que se da una ducha y proporciónele todo lo que necesite de ropa y utensilios de aseo hasta que pueda pasar mañana por el dispensario.

-  Claro, no hay problema, yo la acompañaré…

-  Mañana se te asignará una habitación definitiva, con las horas que son y lo precipitado de tu ingreso no hemos tenido tiempo de prepararte una bienvenida mejor – dijo sonriendo con desgana – mañana a las 8.00 mandaré a alguien a buscarte que te ayude a instalarte y te enseñe el  centro… ¿Alguna pregunta?

Silencio.

-  Bien – dijo con resignación – es todo Clarisse, podéis iros.

-  Buenas noches, doctor – dijo la enfermera tirando de la chica suavemente – que descanse.

-  Igualmente.

Una vez a solas y dando por perdido el reparador descanso que tanto necesitaba, después de que le sacaran de la cama a las 2.00 de la madrugada para atender el ingreso de su nueva huésped, decidió abrir el voluminoso expediente resignándose a pasar lo que quedaba de la noche en vela.

Nº Expediente: 20.071/980
Nombre: Elisabeth Sue Dawson
Fecha de nacimiento: 13 de septiembre de 1985
Edad: 25 años
Estado civil: Soltera. 
La persona arriba referenciada tiene en este archivo los siguientes antecedentes: 
2000: Denunciada y detenida por hurto menor.
2001: Denunciada y detenida por escándalo público.
2003: Denunciada y detenida por desobediencia y resistencia a la autoridad.
2004: Denunciada y detenida por agresión.
2005: Denunciada y detenida por tráfico de estupefacientes.
2005: Denunciada y detenida por consumo de sustancias ilegales en la vía pública.
2007: Denunciada y detenida por conducir en estado de embriaguez.
2008: …

Informes policiales, certificados médicos, estudios psicológicos… Aquello seguía y seguía de manera interminable. Apenas se había fijado en los delitos más destacables pero  su experta mirada no necesitaba leer mas allá para saber con la clase de chica que estaba tratando y que se resumía en una única y simple palabra. Problemática. Habían pasado por sus manos decenas de expedientes iguales. En unas ocasiones había podido ayudar a sus dueñas, en otras ocasiones no.

Sabía que los comienzos eran duros, muy duros. Cada vez que llegaba uno de esos expedientes a sus manos sentía que tenía que descender a los infiernos para conseguir rescatar algo de la conciencia de aquellas chicas. Tenía que zarandearlas y romperlas hasta que se quedaban huecas de todo lo que llevaban dentro. Vaciarlas por completo hasta que no quedara nada en pie dentro de sus frágiles mentes casi ciegas. 

Y una vez que no eran nada, que solo eran un cuerpo vacío como una cascara de nuez, entonces podía empezar su verdadero trabajo. Alzarlas, recomponerlas, ayudarlas a encontrarse y descubrirse. Sacarlas del agujero en el que dormitaban y abrirlas los ojos a una realidad completamente desconocida para ellas. La simple vida.

No iba a caer en el error que ya cometiera antaño de creer que todas eran iguales. Los delitos y los informes podían ser malditamente calcados unos de otros, bien lo sabía. Pero ellas no eran las mismas personas, ni tenían los mismos motivos, ni tenían las mismas razones, ni los mismos miedos, ni los mismos sentimientos.

Cada una era diferente y como tal tenían que tener un tratamiento diferente y una terapia personalizada. Ya cometió una vez, al comienzo de su carrera, el error de medirlas a todas con el mismo rasero y las consecuencias de ese error no iban a borrarse nunca de su memoria. Estaría ahí para recordarle a cada minuto y frente a cada nuevo caso, que no debía bajar la guardia en ningún momento. Bien lo sabía.

Afortunadamente, tener muy presente ese mismo error, obsesionarse hasta lo insano con no volver a repetirlo y mejorar en sus terapias hasta alcanzar casi la perfección, le valió para hacerse un hueco en el difícil mundo de su profesión y encumbrarse, a pesar de su juventud, como uno de los mejores en su campo, aunque muchos de sus colegas tachaban sus técnicas de demasiado agresivas y transgresoras.

 “Es un caso especial” decía siempre su jefe cuando el gruñido que salía de su somnolienta garganta atravesaba la línea telefónica y llegaba a oídos de su interlocutor. Pero en esta ocasión fue un “Te lo pido como un favor personal” la frase que usó para sacarle de la cama y que hizo que el sueño se borrara de su cara. Su jefe nunca pedía favores personales, no era muy dado a saltarse los cauces normales de ingreso de una paciente, lo que le hizo pensar que ese favor personal iba a darle más de un quebradero de cabeza.

Estuvo horas leyendo ese expediente. Empezaba ya a despuntar el día cuando un martilleante dolor empezó a instalarse en sus sienes. Odiaba los días como aquel. La falta de sueño y el dolor de cabeza iban a acompañarle durante toda la jornada, cargando sus hombros y añadiéndole más peso a su ya de por si cansado cuerpo. Se prometió a sí mismo, como hacía cada vez que le sacaban de la cama a las tantas de la madrugada, que al acabar se tomaría unas buenas y necesarias vacaciones. Una promesa que siempre quedaba inoportunamente rota por otro nuevo caso.

-  Buenos días doctorcito – abrió sin llamar, como un elefante en una cacharrería y con una humeante taza de café en las manos - ¿Has tenido buena noche?

-  Buenos días Rachel – dijo mirándola con el ceño fruncido - ¿Es que no sabes llamar a la puerta?

-  Nunca lo he hecho y no pienso empezar a hacerlo ahora – ella lo miró arrogante - ¿algún problema con eso?

-  Si, si tengo un problema con eso – dijo molesto pero aceptando el brebaje que le traía su ayudante – y no me cansaré de repetírtelo. Este es mi despacho y por lo tanto parte de mi territorio y…

-  Ya, ya… y mi territorio es solo mío… mío, mío, mío… - dijo ella girando los ojos – lo de siempre, vamos.

-  ¿Algo interesante para hoy? – dijo presionándose el puente de la nariz, cansado de discutir todos los días de lo mismo con ella.

-  Tenemos dos ingresos más aparte del que te ha sacado de la cama. Un alta y cuatro faltas por mala conducta. El gran jefe ha pedido reunirse a comer contigo hoy. El pedido de farmacia ha llegado equivocado así que hay que llamar a la distribuidora para poner unos cuantos puntos sobre las íes. Los de mantenimiento vendrán a arreglar el aire acondicionado de tu estudio sobre las seis de la tarde, les es imposible venir antes. Y tu amiga Trissssh – dijo arrastrando las eses intencionadamente – sigue queriendo que le haga un hueco en tu agenda para cenarte... – fingió confusión – ups, perdón… quería decir para cenar contigo. Por lo demás… todo tranquilo.

-  Genial – sonrió pensando en Trish y revolviéndose el pelo después de apurar lo que quedaba de su taza de asqueroso café, se levantó mirando su reloj. 7.00 AM – me daré una ducha y en 20 minutos soy todo tuyo.

-  Que sean 15…

-  Serán 25 – dijo sonriendo falsamente a su ayudante – y como vuelvas a abrir la boca al respecto se alargaran a 30…

-  Serás… - bufó airada.

-  ¿Decías algo? – se giró para mirarla.

-  Nada.

-  Bien – dijo satisfecho – Ah, dile a Sandy que pase por el dormitorio de aislamiento y que le haga de guía a Elisabeth. Que vengan juntas a verme a las 10.00 a mi despacho.

-  ¿Algo más amo? – dijo ella levantando una ceja - ¿Quiere que le abanique también?

-  No, eso es todo – dijo muy digno – te llamaré si necesito que alguien me frote la espalda.

-  Que más quisieras…

Y así comenzaba otro memorable día en la interesantísima y horrorosamente profesional vida del doctor Daniel Smith.




6 COMENTARIOS :

  1. aviso se me ha puesto la carne de gallina... ainssss... me contendre para leerlo ??? hummm es dificil... ainssss que regalote elena... muackss

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  2. O.O...!!!!!

    Aibaaaaa la hostia!!!! joder!!!! coño!!!! toma!!!! diiigooo.... yupi!!! que es mas fino, sorry por la retalia de tacos pero así me he quedao al ver la entrada!!!!

    que ma´legro un monton de que salga del cajón y con muchas ganas, taré pendiente de lo que esa cabeza seguro que es capaz de acabar a gran altura ;)

    Bonus track: el blog ha quedado guapisimo con el cambio de look!!

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  3. como siempre digo de cada letra k suelta tu cerebriton: expectacular ,niña ,con ganitas de leer mas y volverme a enganchar a tus encantos
    besitos guapona

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  4. Ayayayayayay !!!! q soponcio tengo encima por dio!!!Daniel Smith.... No suena interesante???? Y esa Sandy??? Tiene q ser alguien importante para q la mande a por la fiera currupia de la mudita pa hacerle de guia... mmm veremos!!!!

    Enhorawena hermanita por el adelanto aqui... pero quiero ver esto editado y publicado yaaaaaaa!!! Te ailoviyu forever para siempre :-)

    (Aqui seguimos sin emoticonos)

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  5. gracias masmadera me alegro que os guste el cambio... ;)

    elena, lo he vuelto a leer... no puedo evitarlo....

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  6. Ay Elena!! Que emosión leer este primer capítulo!!! Echo mucho de menos tus ideas hechas lectura!!! Espero que pronto tengamos esta "Flor de agua" en las manos!!!besazos guapa!!

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